Ramos Sucre, Breve reseña, seleccion poetica minima y Caricatura.

Bajo la crítica de los expertos es Ramos Sucre considerado muchas veces el mejor de nuestros poetas, y unánimemente el mas oscuro y original de nuestra amplia variedad de vates.  ¿Quién fue ese hombre tan mencionado pero pocas veces leído que en vida se llamó Ramos Sucre? . a decir verdad, no sabemos tanto de él como desearíamos, porque ciertamente nunca se mostró dispuesto a que lo examináramos como ente individual, y es porque el mismo es un personaje arquetípico digno de aparecer en sus propias Obras.

Es quizás un casi único en la poesía mundial, pues contrario casi todas las tendencias de su época y divergió enormemente de todos sus homólogos poetas. No solo eso, aquel nivel apoteósico de erudición en la poesía y el uso para ese entonces extraño de la prosa le dieron cierta originalidad innegable, que en su momento no fue debidamente apreciado si no media centuria después. Me parece obvio señalar que si Ramos Sucre hubiera nacido en “el otro lado del charco” seria el miembro más destacado de los poetas Malditos, porque hasta Baudelaire en comparación es alegre y bonachón si su poesía es medida junto a la del Cumanés.

Nacido en Cumana de una destacada familia y pariente del Gran Mariscal el joven Ramos Sucre pertenecía a una clase privilegiada, no en vano pues era un hombre extremadamente culto como demuestra sin humildad alguna en sus obras. Hablaba al menos cinco idiomas, entre ellos alemán, inglés y latín, pero siempre con predilección al español. Fue docente y también político, milito irónicamente alguna vez en el gobierno de Juan Vicente Gómez y también desempeño de cónsul en la ciudad Suiza de Ginebra. Resulta interesante ver como dos cargos políticos resultan totalmente incompatibles con la personalidad huraña y retraída del poeta, resulta casi un oxímoron.  Murió en Suiza, logrando tras varios intentos concretar su propia Muerte. La Causa: El insomnio, la soledad y aquella oscuridad de la que siempre fue amante.

Acusado de Misógino, Homosexual y misántropo injustificadamente. Nunca se le conoció novia, y su trato con la gente era más bien lo mínimo necesario para subsistir.  Pocas veces incurrió en el texto romántico, y aun en sus pocos textos de esta naturaleza se duda si se refiere a una mujer o simplemente a un ente femenino como <<la sombra>> o <<la Muerte>>. Es legendario por varias cosas, por su originalidad ya mencionada, por apresurarse a la vanguardia literaria, por ser el precursor del micro-texto y el relato microtextual en américa y por ese malditismo con el que ocurrió su breve vida que es consonó con el de su texto.  Actualmente goza de reconocimiento universal, aunque haya cierto desconocimiento aun por parte de sus compatriotas.

De cierta manera Ramos Sucre tiene un mensaje profundamente pesimista, rehúsa un poco de las figuras góticas para crear su aura desesperante y en vez de eso recurre al propio intelecto del lector para aplastarlo en su propia sombra, posee la erudición del barroco, la introspección del existencialismo y la renovación poética de la vanguardia, y aunque combina esos tres elementos con maestría no concurre en ninguna de manera exclusiva.

Aboga por el texto corto, y casi logra crear una nueva expresión entre relato y poesía en prosa, no es que no lo haya logrado, si no que esta forma tan particular cayo pronto en desuso. Es quizás junto a la Obra de Pérez Perdomo de las pocas manifestaciones de la visión opaca de la vida, incluso rayano en lo lúgubre, para ello no solo recurre a la evocación simplista de la muerte si no a un amplio y espectacular sistema de metáforas híper textuales sobre referencias de historia universal y venezolana, arte y poesía. Y es que leer a Ramos Sucre puede ser una experiencia fastidiosa o forzada para el lector inveterado, solo quien posea un amplio abanico cultura del mundo podrá disfrutar plenamente de la obra de Sucre, de lo contrario se corre el riesgo de atribuirle cierta pedancia como lo acusaron varios de sus pares en ese momento, la historia sin embargo decidió absolverlo como autor único y erudito, lo que hace un paralelo entre el Venezolano y Jorge Luis Borges, y más distantemente con Lezama Lima y no obstante Ramos Sucre fue anterior a la obra de estos dos poetas, lo que lo hace ciertamente dos veces meritorio.

Breve selección.

Hemos preparado este modesto artículo, que no es ni biografía ni antología, si no tan solo una humilde recopilación de elementos que puedan generar interés creciente en este poeta tan poco leído por las nuevas generaciones y que ellas sepan apreciar su obra tan ofuscada por ese otro poeta oriundo de Cumana, Andrés Eloy Blanco.

La selección no recoge lo mejor de Ramos Sucre, pues eso ameritaría materializar en el artículo su obra completa donde personalmente pienso que ninguna obra sobra. Incluyo textos más bien breves y emblemáticos para trazar cierto esbozo tenue de ese gran poeta que fue Ramos Sucre, El Ultimo Gran Poeta Maldito.

Dejo anexo en comentarios a disposición la descarga de su Obra completa publicada digitalmente por Biblioteca Ayacucho.

 

 

SANTORAL

E l m o n j e vive en la caverna, originada de pretéritos asaltos del mar. El agua

vehemente consiguió practicar un portillo en la roca.

La costa retorcida, alba de tantas olas, es la orla del manto de la noche cerrada.

La aspiración de las criaturas al infinito se torna angustiosa bajo el peso

de la sombra. Adivinan y sienten el cerco de un cautiverio.

Seres informes se deslizan por el aire fluido. Son agentes del mar, anteriores

al nacimiento de la tierra, más poderosos en el cambio de la estación.

El monje está rodeado por las tentaciones del miedo. Acude al oficio de la

media noche, aprendido de una hermandad sigilosa.

El socorro del cielo fuga las potencias enemigas de la luz. Se manifiesta en

el trueno hondo y espacioso, en el relámpago entrecortado.

La faz del monje conserva para siempre el estupor de la noche del prodigio.

 

Desvarió de Calipso

Ulises, reclinado sobre un monte de arena, posa la mirada en el mar solitario. Vive consumido por la nostalgia y cultivando el sentimiento pío y la memoria acerba.

La ninfa, vestida de sus cabellos, lo llama a voces desde el pie de una encina rutilante.

Ulises, el demoledor de ciudades, mira el vértigo de las nubes y piensa en el humo delirante del incendio, hoguera de los reinos caducos, y en la veracidad de su sobrenombre épico. El sol ejerce una vez más su autoridad de titán vencedor del caos.

Ulises carece de su destral, de corte instantáneo, requerido para la sección de un pino y el aderezo de un esquife.

Alcanza a nado un leño baldío por una centella del cielo, y viaja conforme el sesgo de una corriente visible entre las olas confusas.

Una escolta de tritones, de visaje libertino, sopla, alborozada, su caracol de pabellón acústico.

 

Preludio

YO QUISIERA estar entre vacías tinieblas, porque el mundo lastima cruelmente mis sentidos y la vida me aflige, impertinente amada que me cuenta amarguras.

Entonces me habrán abandonado los recuerdos: ahora huyen y vuelven con el ritmo de infatigables olas y son lobos aullantes en la noche que cubre el desierto de nieve.

El movimiento, signo molesto de la realidad, respeta mi fantástico asilo; mas yo lo habré escalado de brazo con la muerte. Ellas es una blanca Beatriz, y, de pies sobre el creciente de la luna, visitará la mar de mis dolores. Bajo su hechizo reposaré eternamente y no lamentaré más la ofendida belleza ni el imposible amor.

 

DISCURSO DEL CONTEMPLATIVO

Amo la paz y la soledad; aspiro a vivir en una casa espaciosa y antigua donde no haya otro ruido que el de una fuente, cuando yo quiera oír su chorro abundante. Ocupará el centro del patio, en medio de los árboles que, para salvar del sol y del viento el sueño de sus aguas, enlazarán las copas gemebundas. Recibiré la única visita de los pájaros que encontrarán descanso en mi refugio silencioso. Ellos divertirán mi sosiego con el vuelo arbitrario y su canto natural; su simpleza de inocentes criaturas disipará en el espíritu la desazón exasperante del rencor, aliviando mi frente el refrigerio del olvido.

La devoción y el estudio me ayudarán a cultivar la austeridad como un asceta, de modo que ni interés humano ni anhelo terrenal estorbará las alas de mi meditación, que en la cima solemne del éxtasis descansarán del sostenido vuelo; y desde allí divisará mi espíritu el ambiguo deslumbramiento de la verdad inalcanzable.

Las novedades y variaciones del mundo llegarán mitigadas al sitio de mi recogimiento, como si las hubiera amortecido una atmósfera pesada. No aceptaré sentimiento enfadoso ni impresión violenta: la luz llegará hasta mí después de perder su fuego en la espesa trama de los árboles; en la distancia acabará el ruido antes que invada mi apaciguado recinto; la oscuridad servirá de resguardo a mi quietud; las cortinas de la sombra circundarán el lago diáfano e imperturbable del silencio.

Yo opondré al vario curso del tiempo la serenidad de la esfinge ante el mar de las arenas africanas. No sacudirán mi equilibrio los días espléndidos de sol, que comunican su ventura de donceles rubios y festivos, ni los opacos días de lluvia que ostentan la ceniza de la penitencia. En esa disposición ecuánime esperaré el momento y afrontaré el misterio de la muerte.

Ella vendrá, en lo más callado de una noche, a sorprenderme junto a la muda fuente. Para aumentar la santidad de mi hora última, vibrará por el aire un beato rumor, como de alados serafines, y un transparente efluvio de consolación bajará del altar del encendido cielo. A mi cadáver sobrará por tardía la atención de los hombres; antes que ellos, habrán cumplido el mejor rito de mis sencillos funerales el beso virginal del aura despertada por la aurora y el revuelo de los pájaros amigos.

 

 EL SOLTERÓN

El tiempo es un invierno que apaga la ambición con la lenta, fatal caída de sus nieves. Pasa con ningún ruido y con mortal efecto: la tez amanece un día inesperado marchita, los cabellos sin lustre y escasos, fácil presa a la canicie, menguado el esplendor de los ojos, sellada de preocupaciones la frente, el semblante amargo, el corazón muerto. Sobre el mundo en la hora de nuestra vejez llora la amarilla luz del sol, y no asiste a dulces cuitas de amor la romántica luna. Blancos, fríos rayos de acero envía desde la altura melancólica. Paso la juventud favorecida por el astro benéfico en las noches de ronda donjuanesca. Desde hoy preside el desfile de los recuerdos en las noche sen que despiertan pensamientos como ruidos en una selva honda.

Ha pasado el momento de unirse en amorosa simpatía; hace ya tiempo que con la primera cana se despidió para siempre el amor, espantado del egoísmo y la avaricia que en los corazones viejos hacen su morada. Ahora comienza la misantropía, el odio a lo bello y de lo alegre, el remordimiento de los años perdidos, la queja por el aislamiento irremediable, la desconfianza de sobrar en la familia que otro ha fundado. Trabaja, pena la imaginación del soltero ya viejo, daría tesoros por el retorno del pasado, no muy remoto, en que pudo prepararse para la vejez voluptuoso nido en regazo de mujer.

La alegría ruidosa de los niños canta en nuestro espíritu. Castigo inevitable sigue a quien la desecha para sus años postreros, y es más feliz que todos los mortales quien participa con interés de padre en ese inocente regocijo, y se evita en la tarde de la vida la pesarosa calma que aflige al egoísta en su desesperante soledad. A éste, desligado de la vida, desinteresado de la humanidad, estorboso en el mundo, lo espera con sus fauces oscuras la tumba. Fastidiado debe ansiar la muerte, ya que su lecho frío semeja ataúd rígido.

Cuando descansa en la noche con la nostalgia de amorosa compañía, no le intimida el pensamiento de la tierra sobre su cadáver. El horror del sepulcro es ya menos grave que el hastío de la vida lenta y sin objeto. No le importa el olvido que sigue a la muerte, porque sobreviviendo a sus amigos, está sin morir desamparado. Quisiera apresurar sus día y desaparecer por miedo al recuerdo de la vida pasada sin nobleza, como un río en medio a estériles riberas. Huye también de recordar antiguas alegrías, refinadamente crueles, que engañaron al más sabio de los hombres, convenciéndolo de la vanidad de todo. Así concluye pensando el que de sus goces recogió espinas, y vivió inútil. Aún más desolada convicción cabe a quien ni procreando se unió en simpático lazo con la humanidad… Ahora olvidado, triste, duro a todo afecto el corazón, si derramara lágrimas, serían lavas ardientes, venidas de muy hondo.

 

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-Caricatura por: Fanny Rodriguez. Grafito sobre papel, 2016.

5 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Hola me interesa mucho conocer la obra de este escritor. La página de la biblioteca ayacucho está en mantenimiento y estoy urgida e impaciente. Tendrán conocimiento de algún otro enlace donde pueda encontrarla?. Puntualmente estoy buscando algún ensayo donde se refiera a los próceres de Venezuela. Saludos y felicidad por este blog tan solemne. Desde ya los sigo.

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  2. Hola buen día, le dejare otro enlace para que pruebe, pero en dado caso si usted tiene correo no tendría problemas en enviarle la obra en formato PDF, si es así por favor indiquelo y asi sera hecho. Sobre los próceres de Venezuela siempre puedo recomendar a Rafael Arraiz Lucca, que tiene varios libros historicos de lecturas muy amenas. en cuestion de literatura las Lanzas Coloradas de Artur Uslar Pietri y tambien Venezuela Heroica son textos excelentes para hacerse una recreación de la epoca independentistas. Muchos saludos y gracias, seguiremos tratando e aportar contenido de calidad.

    Haz clic para acceder a 211688.pdf

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    1. Mil gracias! Revísaré el pdf. Tengo conocimiento sobre los autores que cita, pero estoy buscando otra visión, la de un poeta maldito, por ejemplo. Saludos desde una isla y los seguiré leyendo, ya me suscribí.

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  3. En esa Obra completa hay ciertos poemas que aluden precisamente figuras patrioticas !.De nuevo Gracias y avísenos cualquier inconveniente.

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